Miénteme, Pinocho
¡Mi hijo me miente, y casi lloro de la ilusión! Recibir su primera mentira fue tan mágico como escuchar sus primeras palabras, verle dar sus primeros pasos o compartir con él esos instantes inolvidables de las primeras pedaladas en bicicleta. Siempre le digo que lo que aprenda es suyo para siempre, que le acompaña allá…