Emociones en la etapa perinatal

Uno de los mayores misterios en la humanidad en siglos pasados, y centro de debates y teorías diversas, era cuándo surge el alma en las personas. ¿Nacían los bebés con almas o su alma se iba conformando al largo de su vida gracias a los cuidados de sus mayores y con su ejemplo y educación?
Este es un misterio que sigue existiendo, ya que no hay consenso sobre la existencia tan siquiera del alma. Pero posiblemente, aunque no se encontró la respuesta la esa pregunta, sí que nos llevó la otra a la que se le está encontrando una respuesta más clara: ¿cuándo surgen las emociones?
¿Cómo son las emociones de las pequeñas personitas que conforman nuestra infancia? El primero con el que nos podemos sorprender es con la cantidad de emociones que son identificadas a día de hoy por los equipos de investigación. Porque, ¿sabíais que tenemos más de 500 emociones? En la web www.universodeemociones.com, que tiene origen en el proyecto de los conocidos divulgadores Eduard Punset y Rafael Bisquerra en colaboración con el estudio PalauGea, podemos encontrar un mapa visual con más de 300 emociones organizadas por intensidad, emoción primaria de la que surgen y relación entre ellas.
Esto ayuda a darnos cuenta de la riqueza de nuestra vida emocional interna, los matices, la inexistencia de emociones buenas o malas y, seguramente, la poca consciencia que tenemos sobre ese mundo interior que construye quién somos. Y nuestros hijos e hijas, ¿cuántas de esas emociones sienten y desde qué momento las perciben?
Aunque la investigación está en una etapa temprana, en parte por su complejidad, ahora tenemos claro que las criaturas expresan (y por lo tanto sienten) emociones desde su nacimiento. Comenzando por las emociones primarias o de supervivencia (os suena seguro la película “De él revés”) y, conforme su cerebro va estableciendo conexiones y procesando experiencias, estas emociones van aumentando y convirtiéndose en más complejas, al responder a situaciones también con más matices. Para que os hagáis una idea, una bebé de 3 meses puede expresar enfado o alegría y, cuando comienza a tener cierta independencia de desplazamiento (rondando los 6 a 9 meses) esa misma personita comenzará a expresar miedo puesto que las experiencias en ese desplazamiento la expondrán la esa emoción y comenzará a identificarla.
De este modo, acorde con su desarrollo y experiencias, el ser humano va construyendo su propio universo de emociones, su propia manera de afrontarlas y expresarlas. Porque ya sabemos que no es el mismo sentir que expresar oralmente. Hace varias décadas existía la creencia de que las criaturas no sentían emociones porque no las expresaban oralmente. Esto está absolutamente descartado a día de hoy, entendiendo que la expresión es independiente del sentir, aunque ayuda al reconocimiento y gestión de nuestras emociones.
De hecho, con pequeños no orales son las personas de referencia emocional las que, a través de su vínculo y escucha emocional, recogen, identifican y expresan las emociones de los niños y niñas. Esta función de altavoz del adulto de referencia ayuda la que los bebés identifiquen cada emoción con su nombre, normalicen su expresión y aprendan modelos de gestión de las emociones. Así que, nuevamente, el vínculo, la identificación emocional de las criaturas con las figuras de apego primario, vuelve a ser la base de su desarrollo. En este caso en algo tan fundamental como la vida emocional que estará con ellas toda la vida y marcará mucho de lo que serán y de cómo entenderán el mundo y se relacionarán con él.
¿Queremos más motivos para cuidar este vínculo? ¿Necesitamos más?
Nosotras pensamos que tenemos motivos de sobra a nivel personal y social, ¿y tú?
Sara Lorenzo y Beatriz Calvete
Profesionales del Programa de Atención Familiar para Nais en Dificultade Social