La atención a Víctimas de Abuso Sexual

Ilustración de Jane Massey: 
https://www.janemassey.co.uk

El abuso sexual es un monstruo invisible con el que convivimos como sociedad y que mantiene cada día bajo sus fauces a cientos de niñas, niños, mujeres y hombres, que sufren, a menudo dentro de su propia familia o seres próximos, las consecuencias devastadoras da su llegada. El monstruo del abuso sexual no se limita a causar heridas físicas a sus víctimas, si no que llega para quedarse e instalarse en sus vidas, es conocedor de que para sus víctimas ya nada volverá a ser lo mismo y precisamente ahí reside gran parte de su poder, causando una herida abierta que afecta a todos los campos, y que es a menudo obviada por la propia familia o reforzada por el tabú y la culpa, una herida que se infecta una y otra vez durante los procedimientos judiciales, demasiadas veces fríos y poco empáticos, una herida enquistada que las instituciones y la sociedad desconocen o que a menudo simplemente no quieren, confunden o no saben ver y lo que es peor, carecen de herramientas para curarla.  

Como si de un mecanismo perverso se tratase, la ausencia de protocolos y recursos para hacerle frente alimenta al monstruo del abuso sexual y refuerza su instalación en la sociedad, pues promueve el silencio de las víctimas, de las familias y de las instituciones, dándole sensación de libertad e impunidad. De este modo, las víctimas y las familias a menudo callan puesto que no saben a quién pedir ayuda, las escuelas carecen de medios y conocimientos para detectarlo, las unidades médicas no son quién de hacerle frente, y los procedimientos judiciales a menudo terminan en juicios fallidos por falta de pruebas que confirmen el abuso y la violencia sexual, o terminan con personas que a pesar de ser reconocidas como víctimas, regresan a sus casas inmersas en un auténtico infierno emocional sin nadie que las ayude. 

Conscientes del hecho de carecer de armas que nos permitan luchar contra esta terrible y compleja realidad, que afecta a tantas personas, pequeñas y mayores, y en definitiva a todos como sociedad, la Fundación Meniños decidió unir sus esfuerzos y diseñar un programa de intervención para personas víctimas de abuso y violencia sexual especializado y basado en la evidencia científica, para lo que formó a un equipo de psicólogas y psicólogos experimentados de las cuatro provincias de la Comunidad Autónoma de Galicia. Este programa fue  presentado a la Xunta de Galicia, Secretaría Xeral de Igualdade y Consellería de Familia,  que promovió su implantación del programa en toda la Comunidad Gallega,  estableciéndose las sedes de terapia en las ciudades de A Coruña, Ourense, Vigo y Lugo, prestando ayudas económicas para los desplazamientos para todas aquellas personas que vivan fuera de estas ciudades y así lo precisen. 

Ilustración de Jane Massey:
https://www.janemassey.co.uk

El programa de intervención en abuso sexual va dirigido a todas las personas víctimas de abuso sexual que muestren un desajuste emocional y/o de conducta como consecuencia del abuso. Al mismo tiempo, el programa tiene como destinatarios también a los familiares no agresores y a las principales personas responsables del cuidado de los niños y de las niñas, ya que cumplen un papel fundamental en su recuperación; y a todos aquellos equipos profesionales de la red que trabajan en el entorno de las niñas, niños, adolescentes y mujeres abusadas.

El procedimiento de intervención consiste en la ayuda psicológica brindada en el contexto de una relación segura y voluntaria, y las intervenciones están fundamentadas siguiendo la evidencia científica dentro del campo de la psicología y la atención socio-sanitaria. Los objetivos principales radican en el desarrollo de un contexto de seguridad y de prevención de nuevas situaciones de traumatización, acompañamiento del niño y de la niña y de las personas adultas

cuidadoras en la adquisición de información y habilidades para afrontar las consecuencias del abuso, la elaboración de una narrativa adecuada del trauma y la promoción de la integridad de la identidad y bienestar bio-psico-social de la niña, niño, adolescente o persona adulta. El desarrollo del tratamiento se basa en la estructura del modelo cognitivo de conducta focalizado en el trauma, pero integrado dentro de una aproximación dialógica y recursiva, centrada en el ritmo y necesidades de la persona abusada y en el establecimiento de una relación terapéutica segura y próxima, recurriendo a técnicas derivadas de la terapia narrativa y de la terapia familiar basada en el apego.

En cuanto a la duración del programa, se desarrolla en un rango de entre 10 y 25 sesiones -dependiendo de las necesidades de la persona usuaria-, durante lo cual es básico acceder a la representación que las víctimas y su entorno hicieron de lo que ocurrió, desculpabilizarlos, y limitar el impacto de las distorsiones cognitivas y mecanismos de defensa que afectan a una buena evolución. Dentro de este marco, la intervención implica los siguientes pasos:

  • Proceso de evaluación de las necesidades y situación de la persona afectada, generando un clima de sostén, conexión emocional y seguridad.
  • Trabajo psicoeducativo brindando información sobre el trauma y expectativas del tratamiento.
  • Trabajo centrado en técnicas para el manejo del estrés.
  • Trabajo centrado en la expresión y modulación de los afectos. 
  • Trabajo centrado en el manejo de creencias y pensamientos desadaptativos con respecto al abuso. 
  • Reconstrucción de experiencias de apego anteriores al abuso. Búsqueda de indicadores de vulnerabilidad y de habilidades y competencias por parte de la persona abusada y de la familia. 
  • Reconstrucción de la narrativa del trauma. Se divide a su vez en tres fases, en las que la narrativa es primero elaborada con el terapeuta por parte de la víctima de abuso, para pasar a serlo en segundo lugar por las principales personas responsables de su cuidado en el caso de las niñas y los niños, y por último una fase final en la que se comparte y se discute la nueva narrativa generada, revisando la capacidad de procesamiento cognitivo y anticipación de eventualidades fuera del espacio terapéutico. 
  • El último paso, que es a su vez transversal a lo largo de la intervención, se centra en el trabajo con la familia de compartir la narrativa del trauma, valorar los avances conseguidos y la proyección de estos en el futuro.

Ilustración de Jane Massey:
https://www.janemassey.co.uk

El programa de intervención en abuso sexual es totalmente gratuito, y las derivaciones al mismo se realizan desde el Servizo de Familia, Infancia e Dinamización Demográfica da Consellería de Política Social,  o desde recursos oficiales como los Centros de Información á Muller (CIM), Servicios Sociales, Policía, Juzgados, etc., mediante una hoja de derivación que recogerá la información imprescindible del caso.  

Desde la Fundación Meniños queremos transmitir el mensaje a las niñas, niños, adolescentes y mulleres víctimas de abuso sexual que viven en la Comunidad Autónoma Gallega de que no están solas, así como a las familias y a todos los recursos y entidades que cada día son testimonios de este monstruo que impacta profundamente y menoscaba el bienestar de una sociedad que se supone avanzada, que se animen a denunciar cada sospecha de su existencia, y que sean conocedoras de que sus heridas se pueden curar a través del trabajo terapéutico especializado.

Zaida Robles Pacho
Psicóloga da Fundación Meniños

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