Pobreza infantil en España: qué es, causas y datos
La pobreza infantil es una realidad que afecta a miles de niños y niñas en España. En este artículo, definiremos qué es la pobreza infantil, cómo se mide y cuáles son sus principales causas. También ofreceremos datos y cifras relevantes sobre esta problemática en nuestro país. Analizaremos, además, cómo podemos combatir eficazmente la pobreza infantil para construir un futuro más justo y equitativo para las generaciones futuras.
¿Qué es la pobreza infantil?
El término pobreza infantil hace referencia a la situación en la que niños y niñas se encuentran privados de los recursos necesarios para disfrutar de una vida digna y plena. Esto incluye la falta de acceso a alimentos nutritivos, vivienda adecuada, atención médica, educación de calidad y oportunidades para el desarrollo integral. La pobreza infantil no solo afecta el presente de la infancia, sino que también tiene consecuencias a largo plazo en su salud física, mental y emocional, así como en su capacidad para alcanzar su máximo potencial en la vida adulta.
¿Cómo se mide?
Existen diversos indicadores socioeconómicos que ayudan a medir la pobreza infantil. Aunque cada país utiliza distintos métodos, en España (y en Europa en general) suele emplearse el índice AROPE (por las siglas en inglés de At Risk Of Poverty and/or Exclusion). Para considerar que una persona está en AROPE ha de cumplir con, al menos, uno de estos criterios:
Estar en riesgo de pobreza
Hablamos de que alguien está en riesgo de pobreza cuando sus ingresos son inferiores al 60% de la renta media disponible equivalente. Esta cifra se calcula después de transferencias sociales. El umbral de riesgo de pobreza actual para una familia de dos adultos y dos menores en España es de 1.576 euros al mes. De esta forma, cada una de las personas del núcleo familiar tendría que vivir con menos de 400 euros mensuales. Con todo, es importante calcular la distribución de los ingresos en función de la región para que el cálculo sea lo más preciso posible.
Estar en carencia material y social severa
En la Unión Europea se establecen nueve elementos de consumo básico en los hogares. Si una familia carece de, al menos, cuatro de estos nueve elementos, se considera vive en una situación de pobreza:
- No poder permitirse irse de vacaciones al menos una semana al año
- No poder permitirse una comida a base de proteínas (carne o pescado) al menos cada dos días
- No tener capacidad para afrontar gastos imprevistos de 650 euros
- No poder permitirse mantener la vivienda con una temperatura correcta
- No poder permitirse un coche
- Haberse retrasado en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca, alquiler, luz, agua…) o en compras a plazos
- No poder permitirse un teléfono
- No poder permitirse un televisor
- No poder permitirse una lavadora
Vivir en un hogar con muy baja densidad de trabajo (BITH)
Para calcular el BITH ha de sumarse la cantidad de trabajo remunerado que acumulan todas las personas en edad laboral que viven en el hogar familiar. Si esa cifra es inferior al 20% del máximo posible (40 horas a la semana), se considera que el hogar tiene una baja densidad de empleo. Por ejemplo, en una familia de dos personas adultas y dos personas menores, si las adultas trabajan menos de dos horas estamos ante una familia con muy baja densidad de empleo.
A la hora de medir la pobreza infantil en España y su incidencia por comunidad autónoma, una fuente importante es la Encuesta de Condiciones de Vida llevada a cabo anualmente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos de esta encuesta, que se realizó por primera vez en 2004, permiten calcular el índice AROPE de nuestro país y compararlo con otros países de la Unión Europea.
Datos y cifras de pobreza infantil en España
Según los últimos datos del INE, la tasa AROPE en España se situó en el 26,5% de la población en 2023, frente al 26% del año anterior. Por grupos edad, la mayor subida se experimentó entre los menores de 16 años: 2,1 puntos más que en 2022, alcanzando el 34,3%. Es la cifra más alta desde 2014, una situación especialmente preocupante si consideramos que España es la cuarta economía más grande de la Unión Europea y que el ingreso medio por persona en nuestro país se incrementó en un 8,3% desde el año pasado.
La población infantil siempre ha sido la más vulnerable y la que ha reflejado tasas de AROPE más altas en comparación con los demás grupos de edad. Salvo en 2018, la tasa de riesgo de pobreza en la infancia en España no ha bajado nunca del 30%. Esto implica que, desde el año 2008, al menos 3 de cada 10 niños, niñas y adolescentes han estado en riesgo de pobreza o exclusión social. Si se analizan detalladamente las tres variables que influyen en el indicador AROPE en la infancia, se deduce que el indicador con más peso en el riesgo de pobreza y exclusión social entre los niños, niñas y adolescentes es la tasa de riesgo de pobreza o pobreza monetaria.
En este sentido, España es el país con la tasa de pobreza infantil más alta de la Unión Europea. Además, hay que tener en cuenta que este dato se mide después de transferencias sociales. Si se hace el cálculo antes de estas transferencias, la tasa de pobreza infantil ascendería al 35,3%, 7,5 puntos más que después de las ayudas.
Principales causas de la pobreza infantil en nuestro país
La pobreza en España se debe a distintos motivos interrelacionados entre sí, que van desde factores económicos y sociales hasta políticas públicas y estructurales. Algunas de las principales causas de la pobreza infantil en España incluyen:
Desempleo y precariedad laboral
Son factores determinantes en la situación económica de las familias. Las tasas de pobreza infantil se disparan en aquellos hogares en los que las personas adultas están desempleadas. Además, durante las crisis se ha ido intensificando el fenómeno de los “trabajadores pobres”, personas con empleos precarios cuyos ingresos no llegan a superar el umbral que marca la línea de la pobreza.
Sistema de prestaciones
En España el sistema de prestaciones está muy vinculado al componente laboral y a la contribución. Las niñas y niños, al no ser contribuyentes, no optan a muchas ayudas públicas. Además, solo quienes hacen la declaración de la renta tienen acceso a las deducciones fiscales, es decir, las familias de renta media o alta. Por otro lado, cabe destacar que en nuestro país no contamos con un sistema de apoyo a la crianza. Si bien existen permisos de maternidad y paternidad, no existe una prestación universal que ayude a las familias a sacar adelante a sus hijos e hijas.
Desigualdad socioeconómica
Uno de los factores menos conocidos de la pobreza infantil es la desigualdad. Ante una misma incidencia e intensidad, una mayor desigualdad implica un menor bienestar social que puede resultar especialmente perjudicial en los primeros años de vida. Además, la desigualdad de ingresos entre los hogares con niños, niñas y adolescentes es mayor que la del resto de hogares.
Consecuencias de la pobreza en la infancia
La pobreza infantil impacta en el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo de los niños y niñas. Las causas que hemos mencionado llevan asociadas consecuencias que se manifiestan no solo en el presente, sino también a largo plazo.
Impacto en la salud
La pobreza infantil está estrechamente relacionada con problemas de salud física y mental. Los niños y niñas que crecen en condiciones de pobreza tienen un mayor riesgo de sufrir desnutrición, enfermedades crónicas y retraso en el crecimiento y desarrollo. Además, existe un vínculo directo entre la pobreza y los problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión. La falta de acceso a una atención médica adecuada y a una alimentación nutritiva agrava aún más estos problemas y puede tener efectos negativos en la salud a lo largo de toda la vida.
Fracaso escolar y abandono educativo
Otro de los planos a los que afecta la pobreza infantil es el rendimiento académico y la participación en la educación. Las familias en situación de pobreza suelen tener dificultades para cubrir los costes de educación como libros, material escolar y las actividades extracurriculares, lo que puede limitar las oportunidades de aprendizaje de los niños y niñas. Además, el estrés y la inestabilidad asociados con la pobreza pueden dificultar la concentración y el rendimiento académico, aumentando el riesgo de fracaso escolar y abandono educativo.
Exclusión social y estigmatización
La pobreza infantil a menudo lleva a la exclusión social y la estigmatización de los niños y niñas por parte de su entorno, con el impacto que esto tiene en su autoestima y su sentido de pertenencia. Las personas en situación de pobreza pueden experimentar sentimientos de vergüenza y aislamiento debido a la falta de recursos materiales y las diferencias sociales, lo que puede afectar negativamente a su desarrollo emocional y social.
Limitaciones en las oportunidades futuras
Las experiencias adversas durante la infancia, como la falta de acceso a una educación de calidad y a oportunidades de desarrollo, pueden limitar las perspectivas de empleo y el éxito económico en la vida adulta. Además, la pobreza infantil puede perpetuar el ciclo de la pobreza de generación en generación. Y es que los niños, niñas y adolescentes que crecen en condiciones de pobreza tienen un mayor riesgo de experimentar pobreza en la edad adulta y transmitirla a sus descendientes.
Vulnerabilidad a la explotación y al abuso
Las personas en situación de pobreza pueden ser más vulnerables a la explotación y el abuso, especialmente en la infancia. La falta de recursos y apoyo social puede exponer a los niños y niñas a entornos peligrosos y relaciones de poder desequilibradas. Además, tienen un mayor riesgo de sufrir abuso físico, emocional y sexual, así como de ser víctimas de la trata de personas y la explotación laboral.
Cómo combatir la pobreza infantil
Desde Fundación Meniños defendemos que para combatir la pobreza infantil es necesario un enfoque integral. Este debe abordar tanto las causas estructurales como las necesidades inmediatas de los niños y niñas en situación de vulnerabilidad.
Políticas de empleo y protección social
Para atajar el problema de la pobreza en la infancia desde la raíz, es fundamental promover políticas de empleo que generen trabajos dignos y bien remunerados. También sistemas de protección social que garanticen un nivel mínimo de ingresos y el acceso universal a servicios básicos para todas las familias, como la educación, la salud y la vivienda. Este punto es esencial para romper el ciclo de la pobreza.
Apoyo a las familias en situación de vulnerabilidad
Ofrecer apoyo económico y social a las familias en situación de vulnerabilidad puede ayudar a mitigar los efectos de la pobreza infantil, promoviendo el desarrollo de los niños y niñas. Este apoyo debe venir de los propios gobiernos, pero también las organizaciones de ayuda a la infancia somos responsables de impulsar y participar en programas que velen por las necesidades de estas familias. En Meniños desarrollamos el proyecto de abordaje de la pobreza infantil FAINcuya fase de intervención terminó a finales de 2023, y a partir de ese momento continuó a una fase de estudio. Este proyecto se desarrolló en Pontevedra en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a través de la Xunta de Galicia y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones con financiación de la Unión Europea-Next GenerationEU.
Este proyecto, dirigido a familias beneficiarias de rentas de inclusión social, estaba dividido en 3 áreas de Intervención:
1. Apoyo social: formación básica sobre salud y cuidado de los niños y niñas y la calidad de vida en el hogar y ayudas económicas.
2. Apoyo educativo: apoyo académico, ayudas para material escolar y para actividades educativas extraescolares.
3. Inclusión activa: formación y orientación laboral y ayudas a la conciliación.
Educación y formación
La educación y la formación son herramientas decisivas a la hora de romper el ciclo de la pobreza y dotar a la infancia de habilidades y oportunidades para prosperar en la vida. Por eso, proyectos como el Programa LECXIT que impulsamos junto a la Fundación Bofill son clave para la promoción del éxito educativo y la construcción de un futuro más esperanzador. En concreto, esta iniciativa pone el foco sobre la mejora de las habilidades de lectura, trabajando la comprensión lectora como competencia básica para incrementar la garantía de éxito escolar.
Todas estas medidas deben formar parte de un enfoque integral que aborde las causas estructurales de la pobreza infantil y garantice el acceso universal a los servicios básicos para todos los niños y niñas. Solo así podremos pintar de esperanza y oportunidades el futuro de la infancia más vulnerable.