Inteligencia artificial y abuso infantil sintético: una amenaza emergente para la infancia

| |

La inteligencia artificial (IA) ha transformado en pocos años sectores como el arte, la educación y el entretenimiento, ofreciendo herramientas de creación fáciles de usar para cualquier persona usuaria y con posibilidades casi infinitas. Pero junto con estos avances también emergen peligros éticos y sociales. Uno de los más alarmantes es el uso de IA para generar contenidos sexuales que representan a menores de edad, una forma de abuso infantil sintético que plantea riesgos graves para la infancia y para la sociedad en su conjunto.

¿Qué es el abuso infantil sintético?

Se trata de representaciones visuales, sonoras o textuales generadas artificialmente (por ejemplo, mediante deepfakes o modelos generativos) que simulan escenas de abuso sexual infantil. Aunque estas creaciones no impliquen la explotación física directa de un niño o niña, sus consecuencias pueden ser profundamente destructivas tanto a nivel individual como social.

¿Por qué es peligroso, aunque sea “ficticio”?

1. Reforzamiento de conductas abusivas

Los contenidos sexuales generados por IA que representan a menores de edad pueden actuar como catalizadores para personas con tendencias pedófilas. Estudios en psicología alertan que el consumo reiterado de este tipo de material, incluso si es ficticio, puede desensibilizar, reducir las inhibiciones morales y aumentar el riesgo de pasar al abuso real. En otras palabras, la fantasía puede convertirse en un ensayo para la conducta delictiva.

2. Normalización y banalización del abuso

La proliferación de este tipo de contenidos contribuye a una peligrosa trivialización del abuso infantil. En entornos digitales donde lo real y lo artificial se mezclan con facilidad, la exposición continua puede erosionar el rechazo social al abuso, debilitando las barreras morales y éticas que lo condenan.

3. Victimización indirecta y riesgo para niños y niñas reales

Aunque no se utilicen imágenes reales, el uso de rostros tomados de redes sociales o fotografías públicas para crear deepfakes hiperrealistas implica una forma grave de violación de la privacidad y la dignidad de niños y niñas reales. Estos niños y niñas pueden ser convertidos, sin su consentimiento, en víctimas digitales, lo que además eleva el riesgo de sufrir acoso, extorsión o grooming.

Adaptación del marco legal frente a las nuevas modalidades delictivas


Por otro lado, y considerando que la tecnología ha facilitado modalidades delictivas inéditas, resulta fundamental adaptar el marco legal existente para proteger a los niños, niñas y adolescentes y garantizar su seguridad. En este sentido, el Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales tipifica como delitos los deepfakes pornográficos, es decir, la difusión, sin autorización, de imágenes o audio generado por inteligencia artificial o cualquier otra tecnología. https://www.mjusticia.gob.es/es/institucional/gabinete-comunicacion/noticias-ministerio/APLO-proteccion-menores-entornos-digitales

Responsabilidad compartida: tecnología, ética y prevención

Pero la solución no puede recaer sólo en el marco legal. Las plataformas digitales, desarrolladores de inteligencia artificial y organismos gubernamentales deben asumir su responsabilidad ética y técnica:

  • Implementando barreras tecnológicas para detectar y bloquear contenidos nocivos.
  • Desarrollando sistemas de auditoría y moderación más eficaces.
  • Estableciendo códigos de conducta y principios de diseño ético en el desarrollo de IA generativa.

La inteligencia artificial es una herramienta poderosa, pero neutral. Su impacto depende de cómo se use. En el caso de la pornografía infantil generada por IA, no se trata solo de una cuestión legal o tecnológica, sino de una amenaza directa a la protección de las personas más vulnerables. Proteger a la infancia debe ser un principio inquebrantable en el desarrollo y aplicación de cualquier tecnología.

Publicaciones Similares