Qué hacemos

Vivir en familia no es solo un derecho fundamental de la infancia, sino también el modo más eficaz para garantizar el adecuado desarrollo de los niños, niñas y adolescentes y la satisfacción de sus necesidades. Por ello, en MENIÑOS ayudamos a los niños y niñas trabajando con las familias, apoyándolas para que conserven o restablezcan sus condiciones protectoras y, cuando esto no es posible, buscamos entornos familiares alternativos: familias acogedoras y adoptivas, que eviten su institucionalización.

Creemos que el potencial de cambio y transformación social está en el trabajo preventivo, por ello dedicamos especial atención a la construcción de propuestas educativas y de sensibilización para contribuir a la creación de entornos bientratantes con la infancia y la adolescencia y a promover valores de respeto, solidaridad, convivencia, igualdad e inclusión desde la infancia.

Además, reparamos las consecuencias que la desprotección, el maltrato y el abuso han provocado y procuramos la activación de otros recursos sociales y comunitarios que ayuden a los niños, niñas y adolescentes a construir su futuro, potenciar su vínculo con su entorno originario y favorecer su ciudadanía activa, garantía de una sociedad cohesionada y solidaria, con capacidad para crecer de forma sostenible y equitativa.

Para ello desarrollamos programas integrales especializados de apoyo psicológico, social y educativo adaptados a cada circunstancia familiar, restaurando dinámicas de cuidado y buen trato sobre la infancia, actuando a lo largo de todo el ciclo vital, desde la concepción.

La infancia es un periodo trascendental de la vida que condiciona las posibilidades de desarrollo pleno del ser humano. Es por ello que atender con conocimiento y compromiso las necesidades de los niños y niñas es, no solo una obligación legal, sino también una responsabilidad social compartida que nos compete a todas las personas.

Los países más evolucionados son conscientes de que la inversión social en infancia es la que presenta mayores efectos positivos para el conjunto de la sociedad, convirtiéndose en una herramienta estratégica para romper el círculo vicioso de la pobreza y las desigualdades.

En España se abren anualmente unos 50.000 expedientes de protección. De estos, aproximadamente 23.000 niños, niñas y adolescentes acaban viviendo en centros de protección y 19.000 bajo una medida de acogimiento familiar.

La solución pasa necesariamente por prestar una atención especial a la familia, como eje central de la vida social. La familia es una de las instituciones más valoradas de nuestra sociedad, por lo que su promoción y protección beneficia a las personas, especialmente a los niños, niñas y adolescentes, y a la sociedad en general.