Reconociendo el valor del fracaso

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Imagen: pixabay.com

Tolerar el fracaso: un gran desafío

Los datos recogidos en diversos estudios confirman que una de las mayores dificultades que encontramos en nuestro desarrollo es la dificultad para sobrellevar el fracaso, considerándolo socialmente como el final de un camino. Tratando el no alcanzar los objetivos como una valoración global de nosotras mismas. 

Este juicio, que tenemos tan normalizado en el día a día, termina por ser como valoramos también nuestra maternidad, nuestra crianza… y así se convierte en en cómo nuestras criaturas se miran y valoran a si mismas. Esto acaba siendo determinante en su autoimagen, en la autoestima, en su resiliencia y tolerancia a la frustración. 

Viendo oportunidades en el fracaso

Sin embargo… ¿Qué pasaría si lo observásemos como algo positivo? El fracaso no es el final, sino el principio de algo nuevo. Cuando fracasamos, nos enfrentamos a un desafío que nos obliga a salir de nuestra zona de confort, a buscar soluciones creativas y a adaptarnos a los cambios; Nos enseña lo que no funciona, lo que podemos mejorar y lo que podemos hacer diferente; Nos abre la mente a nuevas posibilidades y nos impulsa a seguir intentando cosas hasta lograr nuestros objetivos.

Así que, cuando hablamos de fracaso: ¿Se trata del final o una parte más del camino? ¿Una oportunidad para continuarlo y aprender? En realidad, es parte del proceso de vivir y crecer.

Desde el Programa de Atención Perinatal para Nais en Dificultade Social apoyamos y acompañamos cada uno de esos posibles fracasos, de esas crianzas, y apoyamos cada paso para que avancen hacia una mejora integral.

Miradas: la psicóloga María Soto de “Educa Bonito”

Os dejamos unas pinceladas muy interesantes de la psicóloga María Soto que seguro os gustarán, y que podéis ampliar en su libro publicado recientemente “Confianza Cien, Expectativa Cero”. Entre sus muchas interesantes reflexiones se cuestiona: “Para educar desde la coherencia necesitas sentir crecimiento, necesitas enfrentarte a momentos erróneos y aprender a celebrarlos. ¿Cómo va a aprender tu hija de dos años a estar en un contexto de supermercado de forma equilibrada si evitas llevarla porque la primera que fue tuvo una rabieta? ¿Cómo van a aprender a compartir nuestras infancias si les compramos un juguete igual a cada uno para que no discutan? ¿Cómo van a aprender a ordenar si evitamos cualquier situación o juego en el que se desordene mucho, para que no quede todo hecho un asco?”, se cuestiona.

Autoestima en la maternidad por la psicóloga María Soto

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